Practicando el perdón


Cada acto de perdón deshace el ego, y el Espíritu Santo retira los bloqueos que te impiden tener conciencia de Dios, o sentir la presencia del espíritu. Los bloqueos son esos muros de culpabilidad en la mente que te alejan de la conciencia de lo que realmente eres.

Vamos a darte dos procesos mentales de perdón que queremos que practiques. Queremos que te apliques uno de ellos a ti mismo y deberías usar el otro para practicar con los cuerpos que ves como si estuvieran fuera de ti. En realidad todos los cuerpos son lo mismo, pero te vamos a dar esta idea para que tengas a alguien con quien practicar cuando no haya nadie a tu alrededor. Puedes pensar en ti mismo mientras dices el primero o tal vez puedes repetirlo mientras te miras al espejo. Ése sería un momento ideal para pronunciar estas palabras:
Soy espiritu inmortal, este cuerpo sólo es una imagen no tiene nada que ver con lo que yo soy.
Eres una persona típica, en el sentido que tienes tendencia a proyectar tu culpabilidad inconsciente en los demás y pensar que están equivocados. Pero hay ocasiones en las que todo el mundo se culpa a sí mismo. Esta declaración sirve para esas veces. Cuando te estés fustigando recuerda este proceso mental de perdón. Será especialmente útil para quienes tienen el hábito de culparse a sí mismos, pues hay personas que proyectan su culpabilidad inconsciente en su propio cuerpo en lugar de proyectarla en los demás.

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Hablemos ahora del segundo proceso mental de perdón que queremos que practiques y, por supuesto, compartas con los demás. Así es como deberías pensar siempre sobre los otros, memorízalo y díselo mentalmente a los demás cuando sea apropiado. Obviamente habrá ocasiones en las que estarás manteniendo una conversación con alguien, entonces no te detengas a pensar en esto y a decirselo mentalmente. Lleva una conversación normal. Haz siempre lo apropiado, no actues de manera extraña. Cuando no tengas que hablar y tengas la oportunidad de enviar estas palabras de tu mente a la otra mente, piensa lo siguiente:
Tú eres espíritu, completo e inocente, todo está perdonado y olvidado.
Decir estas palabras mentalmente a otra persona es un modo de hacer que sean verdad para ti en tu propia mente inconsciente y permite al Espíritu Santo sanar y liberar la culpabilidad inconsciente que te vincula con el universo de la forma.

El secreto de despertar a tu inmortalidad no reside en dominar las cosas del mundo sino en tu modo de mirar al mundo. Deja que te de un ejemplo: algunas personas que han estado estudiando Un Curso de Milagros durante mucho tiempo se consideran muy inteligentes, piensan que conocen el significado del Curso. En algunos casos tal vez lo conozcan y en otros casos tal vez no. Sin embargo, lo importante es que tomes tu comprensión del Curso, cualquiera que sea, y la apliques. El erudito que emplea su comprensión del Curso para demostrar que es intelectualmente superior a los demás en realidad no está haciendo el Curso. Incluso mantengo que una persona que para el mundo tiene limitaciones mentales, alguien con muy poca inteligencia pero que va por la vida mirando a la gente con amor y sin juzgarles, está progresando más espiritualmente en esta vida que el intelectual que va por la vida dándose la razón a sí mismo y quitándosela a otros con respecto al significado de Un Curso de Milagros.

Repito: no se trata de impresionar al mundo, lo importante es cómo lo miras. Madre Teresa fue un excelente ejemplo, miraba a todo el mundo con amor y perdón. En definitiva su teología no tenía importancia, la mayoría de la gente a la que atendió a lo largo de su vida no eran miembros de su misma religión. Eso a ella no le importaba, ella consideraba que todos eran merecedores del amor de Dios. Sin excepción. No negaba a nadie su amor y su perdón. Eran completos y universales. No juzgaba ni condenaba a nadie. De modo que el Espíritu Santo curó su mente completamente. Se iluminó y rompió el ciclo de nacimiento y muerte. *
El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados.*
El perdón deshace únicamente lo que no es verdad, despejando las sombras del mundo y conduciéndolo - sano y salvo dentro de su dulzura - al mundo luminoso de la nueva y diáfana percepción. Allí se encuentra tu propósito ahora. Y es allí donde te aguarda la paz.*











Texto de Un Curso de Milagros