El divagar de la mente


El hábito de colaborar con Dios y Sus creaciones se adquiere fácilmente si te niegas diligentemente a dejar que tu mente divague. No se trata de un problema de falta de concentración, sino de la creencia de que nadie, incluido tú, es digno de un esfuerzo continuo. *

En el momento en que decides que sí eres un Hijo de Dios y que tu poder es ilimitado, en ese momento te unes a Mí y nuestra Luz se expande allá donde vamos.

Tu mente y la mía pueden unirse para desvanecer con su luz a tu ego, liberando la fuerza de Dios para que reverbere en todo lo que hagas o pienses. No te conformes con menos, y niégate a aceptar como tu objetivo nada que no sea eso.  
Vigila tu mente con sumo cuidado contra cualquier creencia que se interponga en el logro de tu objetivo, y recházala. *

Ponte de mi parte sistemáticamente contra este engaño y a medida que avances juzga por tus sentimientos si sigues en la mente recta.












Texto de Un Curso de Milagros